PAMUK, Orhan.
Los chinos creían que los objetos tenían alma.
¿Cuántos solemos atesorar algún objeto para recordar a nuestros cariños? Las cartas, el reloj que nunca se quitaba…
El museo de la inocencia es una historia de amor romántico en pleno siglo XXI. La historia de Kemal, un joven burgués estambulí, y Füsun, su parienta lejana y pobre que sueña con ser actriz. Una aventura que poco a poco se transforma en amor apasionado, hasta convertirse en obsesión, cuando ella desaparece.
Y la pérdida de un arete cuando Kemal y Füsun acarician el asombro de haberse reencontrado -al inicio del libro- es el guiño del autor sobre el relato de los objetos que cruza la obra, y que otorga sentido a los mismos.
Objetos que Kemal reúne de su apasionada historia con Füsun, desde que descubrió en ellos la única posibilidad para encontrar consuelo en su ausencia. La historia es la narrativa del Museo de la Inocencia que surge en Estambul paralelamente a la novela, y que se ubica en el barrio de Çukurcuma.
Y el museo, un tributo al amor, a su amor. Un espacio en donde el tiempo se detenga y acaricie sus recuerdos. El sitio en Estambul en el que los enamorados siempre podrán besarse. La narración del amor de Kemal por Füsun, el amor que se le metió hasta la entraña, llevándole a cometer locuras.
En esta ocasión, Pamuk se aleja de la política para ofrecernos una historia particular. Una historia de amor que nos deja ver en el trayecto la modernización de la ciudad, la estratificación que existe en el país, las costumbres y normas sociales que prevalecen en el Estambul de los setentas, y los entresijos del cine turco de los setentas-ochentas.
El relato me regresa a México una y otra vez: al machismo que hostiga, que acosa; a la cultura de simulación, del “como si”, como que hacemos que no sabemos, aunque lo sepamos todo. Y aunque disfruto enormemente del original entramado que crea el autor, nunca olvido que la historia está narrada por Él, y me pregunto una y otra vez ¿cuál habría sido la narración de ELLA? ¿de qué hablamos cuando hablamos de amor?
Paseo por las plazas, cuestas y calles de Estambul al ritmo de la obsesión que como Bolero de Ravel se repite una y otra vez, y me deleito entrando a las casas y bares en los que sucede la historia, así como con la probadita que el autor nos regala de la colección de pequeños museos del mundo. Esas casas museo que nos muestran cómo vivían sus moradores, qué valoraban…
Que el mundo vea como vivimos por aquí dice Pamuk.
Georgina GM
Mayo 2022